El expresidente catalán Carles Puigdemont, alejado del peligro de ser extraditado a España, anunció este miércoles que volverá a instalarse en Bélgica para mantener desde el corazón de Europa su lucha por la independencia de esta región española.
Justo cuando se cumplían cuatro meses de su detención en Alemania —cuando iba en coche desde Finlandia a Bélgica— Puigdemont compareció junto a sus abogados en Berlín para explicar sus intenciones, después de que la justicia española retirara la orden internacional de arresto en su contra.
"Este fin de semana volveré a Bélgica", anunció el líder independentista. "Mi actividad política se centrara en Bélgica, naturalmente con la voluntad de continuar el mandato de la gente" de convertir Cataluña en una república independiente, añadió.
Miembros del gobierno regional, dirigido por su delfín Quim Torra, y partidos y asociaciones separatistas le preparan para el sábado una ceremonia de bienvenida en la llamada "Casa de la República", una mansión en Waterloo donde vivía antes de ser detenido.
Aunque sin poder real, la influencia de Puigdemont es poderosa: designó como sucesor a Torra, un independentista que lo sigue considerando presidente legítimo, y dispone de un grupo parlamentario compuesto en gran medida por figuras que le guardan fidelidad solo a él.
Además, el pasado fin de semana consiguió tumbar la dirección de su partido, el PDeCAT (independentista conservador), que en los últimos meses se había distanciado de su estrategia de choque con Madrid.
Su objetivo ahora será extender esta influencia con el lanzamiento de un nuevo partido político a finales de año, que pretende aglutinar las distintas facciones del separatismo bajo su mando.
- Internacionalizar la causa -
Depuesto de la presidencia regional y en vísperas de ser acusado de rebelión por la fiscalía española, Puigdemont y otros compañeros de gobierno se marcharon a Bélgica días después de la infructuosa declaración de independencia del Parlamento regional el 27 de octubre.
Desde allí tratará ahora de desplegar el llamado Consejo de la República, una especie de organismo dirigente del independentismo desde el exilio con el que quiere ganar apoyos internacionales a su causa.
"En Bruselas tenemos que continuar la tarea (...) de desarrollar actividades en línea con lo que aprobó el pueblo de Cataluña el 1 de octubre", explicó el expresidente refiriéndose al referéndum ilegal ganado por los separatistas en un contexto de represión policial, falta de garantías electorales y boicot de la oposición.
"Ya no es un asunto doméstico español que se puede resolver de puertas adentro, sino que hay una mirada europea sobre la cuestión catalana", aseveró el exdirigente, que prevé viajar a diferentes países europeos.
Puigdemont es libre de moverse por el extranjero desde que el jueves el juez español que instruye la causa contra la cúpula separatista retiró las órdenes internacionales de arresto emitidas contra él y otros cinco destacados independentistas.
El juez tomó la decisión después de que un tribunal de Alemania descartara recientemente la posibilidad de extraditar a Puigdemont por el grave cargo de rebelión, penado con hasta 25 años de cárcel.
El tribunal alemán sólo accedía a extraditarlo por el cargo de malversación de fondos, menos grave, en relación con los gastos públicos empleados en la organización del referéndum del 1 de octubre.
Sin embargo, en España sigue vigente una orden nacional de arresto contra Puigdemont y los otro cinco independentistas instalados en Bélgica, Suiza y Escocia.
Dentro de España, nueve independentistas están ahora mismo en prisión preventiva acusados de rebelión.
Hasta que el delito no prescriba, dentro de veinte años, Puigdemont y el resto de separatistas en el extranjero no podrán volver al país.
Incluso desde la distancia, el expresidente catalán amenaza con seguir controlando los hilos de la política regional en pleno deshielo de las relaciones entre Barcelona y Madrid con la llegada al poder central del socialista Pedro Sánchez.
Sánchez, que desbancó al conservador Mariano Rajoy con el apoyo de los independentistas, se reunió con Quim Torra a principios de julio y apuesta por encontrar una salida política a esta crisis.
"El cambio en el gobierno español ha supuesto un cambio de estilo, de clima (...) Pero es el tiempo no de los gestos, sino de los hechos", dijo Puigdemont, que reclamó a Sánchez un referéndum acordado sobre la independencia y la liberación de sus compañeros encarcelados.